Esto no es el sagrado corazón.
Cuando Dios te da un don también te da un látigo, y ese látigo es solo para autoflagelarse.
Y que los inquisidores vengan a mi, que me quemen por hereje... que usen mi cuerpo para calentar sus manos de cadáveres sexuales.
Acá no hay Dioses ni dones, acá hay soles.
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