
Huyo aterrada de la imagen mortecina
Sus músculos siguen calando en mi cuerpo
Y con la aproximación de cada vértebra el terror de su lucidez
En cada instante, cada momento y cada elemento
Brota de la lluvia su mirada,
es reflejo del frío decaído y el calor excitante
No hay nada en el mundo comparable con su lobreguez
Hace con su perfil una abertura en el cielo
Comprende con su mirar mi temor
Y se hace de ruido para escapar de la intemperie
Corre, huye de mi brillo,
y así caigo peor sobre el costado abismal.
Asfixia mi paso,
Corro mas,
Persigo mas su contorno.
Hasta que a un paso de pensar en el ama que sangra, lo encuentro
Lo sostengo, con los ojos,
Mueve sinuosamente sus sombras,
Me amoldo y lo contengo para luego yacerlo en la sepultura mas oculta de los cielos
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